Nursultan Nazarbáyev dejó el poder de manera oficial en marzo del 2019, pero no es ningún secreto que el expresidente ha estado moviendo los hilos de la nación centroasiática desde entonces. Mientras que su papel en la política doméstica de Kazajstán es hasta cierto punto discreto, en la política exterior ha continuado actuando como jefe de estado de facto en detrimento del presidente Tokáyev.
Una felicitación de Año Nuevo ejemplifica la dicotomía que está experimentando Kazajstán en sus relaciones exteriores. Nazarbáyev fue el primer líder al que el presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, llamó para felicitarle el Año Nuevo, según la cuenta de Twitter del departamento de prensa de Mirziyoyev. “Felicitaciones de Año Nuevo intercambiadas, discusiones sobre asuntos regionales durante la conversación telefónica entre el presidente Shavkat Mirziyoyeb y el primer presidente de Kazajstán Elbasy Nursultan Nazarbáyev”, fue el mensaje publicado en inglés por las autoridades uzbekas. La cuenta publicó mensajes similares sobre las conversaciones de Mirziyoyev con los mandatarios de Kirguistán, Turkmenistán y Tayikistán, en ese orden. Más tarde, fue el turno para el actual presidente kazajo, Kassym-Jomart Tokáyev. Kazajstán es el principal vecino de Uzbekistán, por lo que no sorprende que el presidente uzbeko llamase a Nur-Sultán primero, pero lo significativo es que fue con Nazarbáyev, y no Tokáyev, con quien habló. Mirziyoyev tiene claro cuál es su orden de prioridad en cuanto a líderes centroasiáticos, y lo mismo puede decirse de otros dignatarios extranjeros.
Desde que dejó la presidencia, Nazarbáyev ha continuado estando involucrado en la política exterior de Kazajstán. Es él, y no Tokáyev, quien representa al país en cumbres internacionales y quien se entrevista con sus antiguos homólogos. Por ejemplo, fue Nazarbáyev quien atendió la reunión con los presidentes centroasiáticos en noviembre del año pasado. Del mismo modo, fue él quien asistió a la cumbre de la Unión Económica Euroasiática (UEE) de diciembre en San Petersburgo, dónde se reunión con Vladimir Putin de Rusia, Sooronbai Jeenbekov de Kirguistán y Alexander Lukashenko de Bielorrusia, entre otros. Otro ejemplo más tuvo lugar durante la reunión del Consejo Túrquico de octubre en Bakú, donde Nazarbáyev representó a Kazajstán al lado de los jefes de estado de Azerbaiyán, Kirguistán, Turquía y Uzbekistán.
Mientras tanto, ¿qué es lo que hace el presidente Tokayev, un antiguo diplomático? En vez de reunirse con presidentes de países vecinos y departir sobre asuntos internaciones y regionales, se encuentra ocupado con tareas cotidianas, como dirigirse al Consejo de Nacional Público de Confianza en su sesión ordinaria en Nur-Sultan, tal y como anunció el secretario de prensa de Tokáyev para justificar su ausencia en la cumbre de la UEE.
A pesar de su dimisión, es Nazarbáyev quien toma las decisiones de calado en el país mientras controla la transición, todavía más desde la reforma de octubre en la cimentó su poder en detrimento de Tokáyev. Si la gente lo sabe, también lo hacen los líderes internacionales que siguen tratando a Nazarbáyev como si todavía fuese el presidente.
Elbasy, como también se le conoce, tiene lazos personales con jefes de estado de todo el mundo tras casi tres décadas al frente de Kazajstán, incluyendo con rey emérito Juan Carlos I de España, y también posee una amplia experiencia política, habiendo liderado al país desde los años turbulentos tras la independencia hasta el día de hoy. Esto podría explicar por qué está desempeñando un papel activo en la política exterior kazaja. Sin embargo, este argumento no se sostiene si tenemos en cuenta la formación del presidente Tokáyev. Una de las razones detrás de su elección fue precisamente su experiencia en el escenario internacional, habiendo sido ministro de Asuntos Exteriores durante diez años (1994-1999, 2002-2007). Tokáyev es más que capaz de representar a Kazajstán en cumbres y establecer relaciones con mandatarios extranjeros. La respuesta está en el mismo Nazarbáyev. Al actuar como el jefe de estado de facto, Nazarbáyev está afirmando su poder, limitando la autoridad de Tokáyev y dejando claro que tratar con Kazajstán significa tratar con él. Para Nazarbáyev, “le Kazakhstan, c’est moi”. Y eso no es nada nuevo.