Asia Central es una de las regiones más afectadas por la invasión rusa de Ucrania. Debido a sus fuertes lazos con Moscú, los países centroasiáticos se encuentran en una situación complicada. No pueden ser vistos como actores que respaldan las acciones de Rusia, mientras que al mismo tiempo tampoco pueden oponerse a ellas. Kazajstán está en un lugar especialmente delicado, pero su presidente está usando todas sus habilidades diplomáticas para capear el temporal.
El 24 de febrero, Rusia empezó su invasión a gran escala de Ucrania. La guerra es una mala noticia para Asia Central. Cada país se ve afectado de manera diferente pero, dada la narrativa de Moscú, el conflicto es especialmente preocupante para Kazajstán. Se trata de la única nación centroasiática que comparte una frontera con Rusia y cuya soberanía ha sido puesta en cuestión en el pasado por el Kremlin. En vez de mantenerse en silencio, cómo alguno de sus vecinos, el presidente kazajo está desempeñando un papel activo, llamando al diálogo y ofreciéndose a mediar entre rusos y ucranianos.
Una cara factura telefónica
Kassym Jomart-Tokayev ha estado ocupado estos días hablando con otros líderes extranjeros. El 25 de febrero, el día después del comienzo de la invasión, se reunió con el primer ministro ruso en Nur-Sultan. Mijaíl Mishustin se encontraba en la capital kazaja para asistir al Consejo Intergubernamental Euroasiático. Al día siguiente habló por teléfono con el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El 27 de febrero fue el turno del presidente galo, Emmanuel Macron. La conversación tuvo lugar “por iniciativa del lado francés”. Akorda, el palacio presidencial kazajo, no dio detalles de las conversaciones con Michel y Macron, pero es fácil adivinar que hablaron sobre la guerra en Ucrania. Hasta ese momento, parecía que Tokayev, al igual que sus homólogo centroasiáticos, estaba viendo los acontecimientos desde la barrera, calculando qué hacer.
Entonces, el 1 de marzo el presidente kazajo dio un paso al frente y urgió a Rusia y a Ucrania a llegar a un acuerdo a través de la negociación. El discurso tuvo lugar en el 22° congreso extraordinario del partido del gobierno (Nur Otan, ahora conocido como Amanat). “Una mala paz es mejor que una buena guerra” dijo Tokayev. Sus palabras fueron publicadas más tarde en inglés en su cuenta de Twitter. Se trataba de una mensaje destinado al público extranjero. Pero lo más relevante de todo fue que se ofreció para mediar en el conflicto.

Al día siguiente, Tokayev habló por teléfono tanto con Vladímir Putin como con Volodymyr Zelenski. El mensaje de Akorda fue similar en ambos casos. Al presidente ruso, Tokayev “le resaltó la gran importancia de llegar a un acuerdo durante las negociaciones”. Al ucraniano le transmitió “la importancia de llegar a un acuerdo mediante las negociaciones para poner fin a las hostilidades en Ucrania”. También acordó con él aspectos de cooperación en materia de ayuda humanitaria. Por supuesto, los comunicados de prensa oficiales no captan necesariamente todo lo dicho durante las reuniones, ni tampoco su tono, pero dan una indicación de las intenciones de Tokayev.
Mientras tanto, Kazajstán se abstuvo en las votaciones que tuvieron lugar tanto en la Asamblea General de la ONU como en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, evitando posicionarse contra Rusia. El Ministro de Defensa kazajo también anunció que el conflicto “no tiene nada que ver con Kazajstán” y que el país no apoyaba a ninguno de los bandos.
Un día después de hablar con Putin y Zelenski, Tokayev estaba de nuevo al aparato. Esta vez era con su homólogo uzbeko. Mientras que ni el lado kazajo ni el uzbeko mencionaron a Ucrania en sus comunicados de prensa, es más que probable que hablasen de ello. Especialmente si tenemos en cuenta las conversaciones de Tokayev el día anterior.
El 7 de marzo, Tokayev descolgó el teléfono de nuevo, esta vez para hablar con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier. “A iniciativa del lado alemán”, la conversación se centró en Ucrania. Tokayev insistió en la necesidad de una solución diplomática, afirmando que “todos los estados deben adherirse estrictamente a las normas y principios de la Carta de la ONU”. Evitando condenar la agresión rusa (“la crisis ucraniana es compleja en su origen”), declaró que Kazajstán estaba preparado para enviar ayuda humanitaria al pueblo ucraniano. También dijo que su país había ayudado a evacuar a 650 europeos de Ucrania.
El equilibrio de Tokayev
Desde el comienzo de la invasión, Tokayev ha sido el líder de Asia Central que ha estado en un contacto más estrecho con Occidente. También se ha propuesto para mediar, de una forma más convincente que Kirguistán. Del mismo modo, la ayuda humanitaria prometida por Tokayev ya ha comenzado a materializarse en un primer envío de 28,2 toneladas de medicinas.
Por otro lado, Tokayev ha tenido cuidado de no condenar la invasión rusa de Ucrania. La agresión de Moscú ha sido hecho saltar las alarmas en Nur-Sultan. Ambos países comparten la segunda frontera terrestre más larga del mundo. La soberanía kazaja ya ha sido puesta en cuestión por Putin en el pasado. Así mismo, de vez en cuando políticos rusos hacen reclamaciones irredentistas con respecto a Kazajstán. Todo esto sin mencionar los lazos económicos que unen a ambos países, desde la exportaciones de petróleo kazajo que atraviesan Rusia a las remesas y el impacto en el tenge (moneda kazaja) del desplome del rublo. En cuanto a los vínculos políticos, sólo hay que echar la vista atrás a enero, cuando vimos la intervención rusa en nombre de la OTSC para respaldar al régimen de Tokayev.
Los países de Asia Central están en una posición complicada. Tal y como dijo el abogado en materia de DD.HH. Steve Swerdlow, “se encuentran entre la espada y la pared”. En estos tiempos de crisis es cuando se necesita de la mejor diplomacia, y este es precisamente uno de los puntos fuertes de Tokayev. Diplomático de cerrera y Ministro de Asuntos Exteriores en dos ocasiones (1994-97, 2002-07), Tokayev está jugando un papel activo en esta crisis para amortiguar los efectos en su país de estos acontecimientos. Se está alzando como un socio útil para Occidente al mismo tiempo que evita oponerse a Rusia.
En el otro extremo tenemos el presidente de Kirguistán, Sadyr Japárov, que se posicionó, de manera implícita, del lado de Moscú, lo que le valió una reprimenda de Zelenski. Mientras tanto Uzbekistán, que en los últimos tiempos había destacado por su política exterior proactiva, se ha mantenido neutral y ha evitado llamar la atención.
Apenas estamos empezando a ver el impacto que la guerra tendrá en las naciones de Asia Central. Mientras que la economía es el principal problema a corto plazo, la invasión también tendrá sus efectos políticos en la región. Si la operación rusa tiene éxito, las autoridades kazajas pueden verla como un precedente peligroso y una clara amenaza futura contra su propia soberanía. Es en este contexto en el cual debemos ver el papel de Tokayev estos días, tratando de apaciguar al mismo tiempo que se muestra como un socio útil para Occidente. Todo esto teniendo en cuenta las limitaciones a las que hace frente, teniendo que ser neutral para no enfadar al Kremlin. Un equilibrio difícil que requerirá de toda la habilidad y experiencia diplomática del presidente kazajo.