La falta de información fiable es el caldo de cultivo para los rumores. Este es un fenómeno extendido por Turkmenistán debido a la opacidad del régimen. Desde teorías de la conspiración y magnicidios a cotilleos dignos de los tabloides, los rumores se encuentran presentes en el país. Recientemente, la pandemia del coronavirus también se ha convertido en el objeto de historias preocupantes que son difícil de verificar.
La inyección mortal
En septiembre la web Turkmen.news informaba del caso de un alto oficial de policía que ingresó enfermo en un hospital a principios de julio. Su estado no revestía gravedad hasta que empeoró súbitamente. El policía le dijo a su mujer que no le daban oxígeno y que temía por su vida. Le pidió insistentemente que le sacase del hospital pero la mujer tenía la entrada prohibida al recinto. “¡Entonces me pondrán una inyección y me matarán!” contestó el policía. Media hora más tarde fallecía.
Tal y como escribió Bruce Pannier de RFE/RL, turcomanos han contactado con el medio norteamericano para contar experiencias parecidas. Esto indica que, o bien el rumor del policía se ha extendido por el país, lo que parece improbable debido a que la información no fluye libremente en Turkmenistán, o casos parecido han estado teniendo lugar.
Es prácticamente imposible saber si las autoridades están matando a pacientes infectados con coronavirus. Eso sería ir demasiado lejos. Sin embargo, merece la pena destacar que muchas de estas acusaciones tuvieron lugar antes de la visita al país de la Organización Mundial de la Salud. ¿Se trataba de un plan premeditado por mostrar al país libre del virus, tal y como presume el gobierno? Ya sean ciertos o no los rumores que circulan, el hecho de que no parezcan descabellados ya dicen algo sobre la situación en el país.
La muerte de Turkmenbashi
Matar ciudadanos de a pie es una cosa, pero acabar con al vida de Turkmenbashi, el Líder de los Turcomanos, es otra muy diferente, Saparmurat Niyazov, autoproclamado Turkmenbashi, fue el primer presidente de Turkmenistan y falleció el 21 de diciembre del 2006 por un fallo cardiaco. O al menos eso dice la versión oficial.
Como era de esperar, al poco de la muerte repentina de Niyazov comenzaron a aparecer teorías alternativas. El magnicidio era la elección más obvia. Al fin y al cabo, Niyazov se había granjeado la enemistad de un gran número de personas, “desde ciudadanos empobrecidos a funcionarios insatisfechos, desde narcotraficantes a hombres de negocios extranjeros”. Luego están los diferentes métodos para acabar con su vida. ¿Fue envenenado, lo que no hubiera dejado un rastro en su cuerpo, o asesinado mientras dormía o, como sugiere otra teoría, empujaron al dictador diabético por las escaleras?
Es difícil saber si Niyazov fue víctima de un magnicidio. Se sabía que el presidente tenía problemas de salud, como la diabetes y operaciones cardíacas, por lo que una muerte natural es lo más razonable. Sin embargo, según un antiguo ministro de Exteriores, Avdy Kuliev, Niyazov se encontraba bien antes de su muerte y su doctor personal, un alemán, no estuvo presente en la autopsia, lo que no disipa las sospechas. Kuliev llega a señalar a fuerzas fuera del país como los responsables del deceso.

Fuese o no un asesinato, lo que es muy probable es que la muerte de Niyazov sucediese antes del 21 de diciembre, ya que la frontera con Uzbekistán fue cerrada misteriosamente el día antes. Esto habría dado tiempo a que los planes para la sucesión empezasen. También hay que destacar la forma en la que la transición tuvo lugar, sin sobresaltos y entre bambalinas, con el nuevo presidente, Gurbanguly Berdimujámedov emergiendo victorioso en cuestión de días.
¿De padre a hijo?
¿Por qué Berdimujámedov? Ahora es cuando la teoría de la conspiración se convierte en carne de cañón para los tabloides. Según un rumor infundado, aunque no por ello menos divertido, que circuló tras la muerte de Turkmenbashi, Berdimujámedov sería, prepárense, un hijo ilegítimo de Niyazov. ¿De qué otra manera podría haberse hecho con la presidencia el discreto ministro de Salud?

Para que esto fuese verdad, Niyazov debería de haber concebido a su sucesor a los 17 años, más o menos. Imagínese cómo disfrutarían tabloides como The Sun o Daily Mirror con esta información.
El poder (ruso-judío) en la sombra
Las teorías de la conspiración sobre George Soros, Bill Gates o los Illuminati siempre encuentran un público que crea en ellas. Turkmenistán tiene su propia versión, aunque en este caso mucho más real y creíble. No hace falta un sombrerito de papel de aluminio.
Aunque que el foco siempre ha estado en los excéntricos líderes turcomanos, ¿es acertado pensar que son ellos quienes mandan? Desde la llegada al poder de Saparmurat Niyazov, se dice que tres personajes con más sombras que luces con los que realmente detentan el poder: Alexander Yadan, Viktor Jramov y Vladímir Umnov. El trío merecería un artículo propio.
Rusos que llegaron a Turkmenistán durante la época soviética, sus nombres están rodeados de misterio. Pese a no tener títulos grandilocuentes, han sido más poderosos que los ministros, ejerciendo su influencia desde la discreción como meros “asesores presidenciales”. Por ello, es difícil que sus nombres emerjan cuando un busca información sobre el gobierno turcomano. Yadan y Umnov fueron las cabezas pensantes detrás de la política económica de Turkmenbashi mientras que Jramov, un maestro de la propaganda, fue instrumental en el culto a la personalidad de Niyazov.
Sus trayectorias no terminaron con al muerte de Niyazov. Mientras que Umnov se jubiló, Yadan y Jramov todavía juegan un papel en el régimen de Berdimujámedov, con éste último diseñando una vez más el culto a la personalidad del presidente. Estos personajes que manejan los hilos del país están rodeados de incógnitas. ¿Hasta que punto siguen están favorecidos por Berdimujámedov? ¿Cuánto poder tienen en realidad? ¿Con los presidentes sus marionetas, como se rumorea, o son “simples” servidores públicos? Dada la falta de información, de nuevo, es difícil saberlo. El hecho de que sean rusos de origen judío hacen que dichas teorías sean más persistentes.
Berdimujámedov vuelve de entre los muertos
Probablemente el rumor que llegó más lejos fue el relacionado con la supuesta muerte del presidente el verano pasado. Noticias acerca de su fallecimiento surgieron en la web, fuera de Turkmenistán, y se extendieron por el país y la prensa internacional. El rumor fue tomando fuerza a medida que el gobierno turcomano guardaba silencio al respecto y Berdimujámedov, omnipresente en los medios estatales, seguía desaparecido. Cuando alguno estaba a punto de descorchar el champán, Arkadag volvió a al vida.
Dada la falta de información, dejando a un lado la propaganda oficial, es difícil saber qué ocurrió realmente. Probablemente Berdimujámedov estuvo enfermo, apareciendo visiblemente afectado en uno de sus primeros eventos públicos. ¿Pero por qué tardaron tanto las autoridades en pronunciarse sobre su supuesta muerte? ¿Estuvo el presidente el corriente de los rumores? ¿Acaso estaba en tal estado que no pudo actuar al respecto? ¿O, en una maniobra maquiavélica, dejó que los rumores se extendiese para que sus posibles sucesores se delatasen? Al no ser que surjan noticias al respecto hasta ahora desconocidas, lo único que se puede hacer es especular. No obstante, este episodio demuestra que el incluso la muerte del presidente puede estar rodeada de incertidumbre durante días y semanas.
Turkmenistán es un país donde los rumores se encuentran por doquier, los expuestos en este artículo son solamente una muestra. Esto no se debe a que a los turcomanos les gusten más los cotilleos que a otras nacionalidades, sino que es el resultado del vacío de información creado por un régimen que solamente alimenta a sus ciudadanos con propaganda. Una vez que éstos ven más allá de los comunicados oficiales, empiezan a hacerse preguntas. Y cuando no pueden encontrar respuestas, surgen los rumores. Algunos de ellos son divertidos, otros preocupantes; algunos podrían ser verdad mientras que otros parecen meras invenciones. Lo que sí es cierto es que estos rumores son, de una forma u otra, la creación de las autoridades turcomanas y su falta de información veraz.
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