El 4 de octubre, Gurbanduly Berdimujamédov aterrizó en Tashkent, la capital de Uzbekistán. Su anfitrión, Shavkat Mirziyoyev, le dio la bienvenida en la pista de aterrizaje. Se trataba de la tercera vez en lo que va de año que ambos presidentes se ven en persona. Es una señal de la mejora en las relaciones entre los dos países, cuyo potencial está todavía por ser aprovechado.
En abril, el presidente uzbeko cruzó la frontera para transmitirle en persona sus condolencias al turcomano por el fallecimiento de su padre. Un gesto que no llevó a cabo ningún otro jefe de estado y que, a buen seguro, fue agradecido por Berdimujamédov. Cuatro meses más tarde, en agosto, Mirziyoyev voló de nuevo a Turkmenistán. Aunque en esta ocasión fue para tomar parte en la cumbre de los presidentes de Asia Central celebrada en Avaza. En octubre fue el turno del turcomano para devolverle las visitas.
Mejorando relaciones
Este viaje, dejando a un lado las ceremonias protocolarias, se centró en los elementos prácticos de las relaciones uzbeko-turcomanas. Ambos presidentes firmaron 23 documentos que cubrían la mayoría de los ámbitos de colaboración, desde el comercio a la gestión del agua. Alguno de los acuerdos a destacar incluyen construir una zona de comercio en la frontera, crear de un foro anual de regiones, desarrollar proyectos de infraestructuras para mejorar el transporte y simplificar la obtención de visados de negocio.
En cuanto a política exterior, ambos mandatarios parecieron ser de la misma opinión respecto a Afganistán, tal y como informaron Bruce Pannier de RFEL/RL y Eurasianet.

A nivel personal, los dos presidentes parecieron estar a gusto, ya fuese al saludarse o al disfrutar de un concierto infantil. En Asia Central las relaciones personales entre los líderes son clave, así que en este sentido las apariencias fueron buenas.
Antes de la llegada de Berimujamédov, Tashkent albergó al Foro Económico Uzbeko-Turcomano. Durante el evento, los participantes resaltaron la oportunidad que supone la creación de joint ventures en ambos países. Dentro del marco del foro, Uzavtosanoat y Turkmenistan-Motors firmaron un memorándum para producir vehículos en Turkmenistán.
Aunque los días 4 y 5 de octubre estuvieron plagados de actividades, con ceremonias de firmas y anuncios, gran parte del trabajo ya había sido llevado a cabo antes de la visita. En agosto ya tuvieron lugar reuniones entre ministros de ambos países. El objetivo de estas era negociar acuerdos de cooperación. El resultado de las negociaciones pudieron verse durante la visita de Berdimujamédov. Por ejemplo, el 5 de agosto el ministro uzbeko de Inversiones y Comercio Exterior y el hijo del presidente turcomano, también viceprimer ministro, ya mencionar la posibilidad de la creación de una zona comercial fronteriza. Esta iniciativa terminó por materializarse en octubre.
Del mismo modo, aspectos comerciales ya se trataron en septiembre durante la Comisión Intergubernamental Uzbeko-Turcomana que tuvo lugar en Tashkent. Esta reunión, encabezada por ministros de ambos países, se centró en el desarrollo de corredores de tránsito y el establecimiento de tarifas preferenciales en 2022. Una vez más, estos fueron temas tratados durante la visita presidencial.
El anuncio de la creación de un foro de la regiones también vino precedido por una evento que tuvo lugar en septiembre, con la reunión de los gobernadores de Lebap y Dashoguz (Turkmenistán) con sus homólogos de Bujará y Jorasmia (Uzbekistán).
La firma de los 23 documentos es por lo tanto la culminación de, al menos, meses de trabajo y reuniones a nivel ministerial. Pese a que las iniciativas anunciadas son un paso en la dirección correcta, se quedan cortas teniendo en cuenta las posibilidades que las relaciones entre Uzbekistán y Turkmenistán pueden hacer florecer.
Un potencial sin explorar
A pesar de compartir más de 1.800 kilómetros de frontera así como uno de los ríos principales de la región, el Amu Daria, Uzbekistán y Turkmenistán apenas han explorado los beneficios de sus relaciones bilaterales. Durante las presidencias del turcomano Saparmurat Niyazov y el uzbeko Islam Karímov, la animosidad entre ambos líderes afectó a los vínculos entre ambos países. Esto incluye acusaciones de magniciado por parte de Niyazov a su homólogo uzbeko. Las cosas cambiaron con la llegada al poder de Mirziyoyev en Uzbekistán y, tal vez, por la mala situación económica de Turkmenistán que obliga a las autoridades turcomanas a buscar alternativas.
En el 2016, el año que Mirziyoyev sustituyó a Karímov, el comercio entre ambos países ascendía a los 183$ millones. En el 2020 la cifra aumentó hasta los 527$ millones. De momento, en el 2021 parece que ese número subirá un 25%. Las autoridades de ambos países han citado la simbólica meta de las 1.000$ millones como el objetivo a alcanzar.
Para llegar a los 1.000$ millones, es clave que se facilite el tránsito en la frontera, desde visados y permisos a agilizar los controles fronterizos. El establecimiento de una zona comercial a ambos lados de la línea divisoria parece ser un paso en la buena dirección. Se trata de algo que Uzbekistán ya mencionó en el 2020 que haría en al distrito de Kungrad en Karakalpakstán, aunque de momento se desconoce donde estará esta nueva zona comercial.
Aunque tanto Tashkent como Asjabad están lejos de la frontera, las dos naciones tienen importantes núcleos urbanos cerca. Ciudades uzbekas como Bujará, Urgench y Nukus están sólo a unas decenas de kilómetros del país vecino. Lo mismo puede decirse de las turcomanas Turkmenabat y Dashoguz. Estas regiones se beneficiarían significativamente de un incremento en el comercio transfronterizo. Según se estima, la población de las cuatro provincias uzbekas y dos turcomanas que lindan con el país vecino sería de 11 millones. Dicha cifra no es realista, ya que algunas provincias son extensas y hay ciudades lejos de la frontera, pero da una idea del tamaño relativo de los mercados domésticos.
Conectando Uzbekistán al mundo (vía Turkmenistán)
Sin embargo, es la ubicación de Turkmenistán lo que más le puede importar a Tashkent. Uzbekistán es un país sin acceso al mar por partida doble y, desde la llegada a Mirziyoyev, está buscando rutas que le conecten con mercados allende los mares. Esta fue la principal razón detrás de la Cumbre de Conectividad Asia Central y Meridional que tuvo lugar este verano en Tashkent. Del mismo modo puede interpretarse la posición pragmática uzbeka en relación a Afganistán y los talibanes. Eventualmente, estos esfuerzos permitirán que Uzbekistán llegué a los puertos paquistaníes en el mar arábigo e incluso a la India. Pero hay un ruta más corta y estable.
En vez de tener que atravesar Afganistán, Uzbekistán podría llegar a Irán y sus puertos en el golfo Pérsico vía Turkmenistán. Se trata de una ruta que evita un Afganistán potencialmente inestable y que no solamente conectaría a Uzbekistán con Irán, sino también con lo países del Golfo y Oriente Medio. Desde la perspectiva turcomana, Turkmenistán se beneficiaría de tasas de tránsito a la vez que impulsaría su papel como nexo regional entre Oriente Medio y Asia Central o, siendo más ambiciosos aunque también más difícil, entre Europa y China.

Para que esto ocurre, la conexión ferroviaria entre Uzbekistán y Turkmenistán debe ser mejorada, así como la infraestructura ferroviaria turcomana. Aun así, parece ser una tarea más fácil que construir la vía Mazar-e Sarif – Kabul – Peshawar. Si el régimen turcomano se hubiese mostrado como un socio fiable, algo con lo que las autoridades tayikas y sus conductores estarían en descuerdo, no habría razón para la cual esta alternativa no fuese explorada (teniendo en cuenta las peculiaridades de un Irán bajo sanciones) e incluso preferida.
Irán ya se está beneficiado en el sentido inverso, con sus exportaciones ferroviarias a través de Sarajs habiéndose triplicado este año. Uzbekistán y Turkmenistán son el destino del 45% y el 41% de estas exportaciones, respectivamente. Uno de los principales obstáculos para esta ruta es el papel jugado por las autoridades turcomanas y la arbitrariedad de muchas de sus decisiones. Pese a ello, el potencial está ahí para ser explorado.
Otro recorrido interesante que todavía no se está aprovechando del todo conectaría Uzbekistán con el puerto de Turkmenbashi, a orillas del mar Caspio. De ahí, las mercancías llegan por vía marítima a Azerbaiyán y Rusia antes de llegar a los mercados europeos.
Uzbekistán y Turkmenistán han estado distantes durante demasiado tiempo a pesar de ser vecinos y compartir una larga frontera. Las políticas basadas en preferencias personales, en vez de en intereses nacionales, han dificultado el desarrollo de vínculos entre ambas naciones. Parece ser que eso está cambiando. Una mayor cooperación entre los dos países traerá consigo réditos económicos, comerciales, medioambientales y geopolíticos tanto a Uzbekistán como a Turkmenistán. Todavía queda mucho que mejorar, pero si los liderazgos de ambos países están resueltos a ello, podrían destapar una de las alianzas bilaterales más importantes de Asia Central, cuyos beneficios todavía no ha sido explotados.
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